22 Mar 2017
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Descubre los poderosos motivos que convierten el yogur en la merienda ideal para los niños

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El yogur forma parte de una dieta saludable

El porcentaje de niños que ingieren la cantidad suficiente de calcio desciende considerablemente después de los dos años de edad. Entre los niños con edades comprendidas entre dos y once años, el consumo de potasio y vitamina D es bajo, pero ambos suelen estar presentes en el yogur. Los huesos de los niños crecen rápidamente, y el calcio y las proteínas presentes en el yogur son fundamentales para su salud ósea. De hecho, se ha demostrado que los niños y adolescentes que consumen yogur de forma regular (como mínimo una vez a la semana) tienen una dieta más saludable que los que no lo hacen.

Además, los niños que consumen yogur habitualmente tienden a comer más frutas y cereales integrales que los que lo hacen con poca frecuencia (1). Asimismo, los pequeños que consumen yogur presentan mayores ingestas de calcio, vitamina D y potasio que los que no lo hacen (4). Y por último, aunque no menos importante, el yogur es una fuente láctea de vitamina B, riboflavina, yodo y fósforo para los niños (3).

El yogur solo representa una pequeña contribución al consumo de azúcar de los niños

Los niños suelen preferir los alimentos dulces; de ahí que estén más dispuestos a comer este tipo de alimentos. Sin embargo, la preocupación de que los productos lácteos azucarados contribuyan a un consumo excesivo de azúcar aparentemente es un error:

·       En Estados Unidos, en los niños con edades comprendidas entre 6 y 17 años, el consumo de productos lácteos azucarados aumenta el número de raciones de lácteos y posee un impacto positivo en la calidad de su dieta, a diferencia de los dulces y las bebidas azucaradas, que tienen un impacto negativo (5,6).

·       En Europa, mientras que más del 50 % del total de azúcar y el 66 % de los azúcares añadidos en las dietas infantiles proceden de bebidas y productos dulces (pasteles, dulces, etc.), el yogur solo representa entre un 1 y un 8 % del azúcar total, y entre un 4 y un 9 % de los azúcares añadidos (7).

·       Un mayor consumo de alimentos lácteos con un bajo contenido en azúcar, especialmente el yogur, a la hora de la merienda, podría aumentar la ingesta de micronutrientes importantes sin contribuir a una alimentación excesiva (8).

Y lo mejor es que el yogur puede ayudar a que los niños disfruten de su merienda, sin superar los límites de calorías diarias. Pero eso no es todo; además, el yogur proporciona una fuente de nutrientes que ayudan a proteger su salud de una forma atractiva y lista para su consumo, algo difícil de encontrar en muchos otros alimentos.

El yogur puede ayudar a mantener el peso y el perfil de insulina

El yogur puede ser muy beneficioso para la salud de los niños, incluso para reducir la obesidad y el riesgo cardiovascular.

De hecho, el consumo de productos lácteos está asociado con un menor riesgo de sobrepeso u obesidad infantil (2, 9), y en estos resultados también se incluye más específicamente el consumo de yogur.

Además, el consumo habitual de yogur (más de una vez a la semana) está asociado con un mejor perfil de insulina en niños y adolescentes, quienes presentan un menor nivel de insulina en ayunas, una menor resistencia a la insulina y una mayor sensibilidad a la insulina. Asimismo, el consumo de yogur les protege frente a la erosión dental, al contrario que las bebidas carbonatadas, los zumos de fruta y los dulces, que la aumentan (10).

Por último, ¡el yogur es versátil y divertido!

No es necesario limitarse a echar unas cucharadas de yogur en un tazón y esperar a que los niños se lo coman. El yogur es extremadamente versátil y puede utilizarse de cualquier forma, desde como aliño para ensaladas hasta en helados de fruta caseros. ¿Cómo conseguir que el yogur sea más divertido para un niño? Puedes añadirlo a los cereales del desayuno, en tortitas de cereales integrales, en batidos, en adobos para carnes y pescados, en salsas vegetarianas, y en muchas otras recetas…

Fuentes

1. Zhu Y et al., . European Journal of Nutrition 2015;54(4):543–50.

2. Moreno LA et al. Nutrition Reviews 2015;73(S1):8–14.

3. Williams EB et al. British Nutrition Foundation Nutrition Bulletin 2015;40:9–32.

4. Keast DR et al. Nutrients 2015;7:1577–1593.

5. Frary CD et al. Journal of Adolescents Health 2004;34:56–63.

6. Johnson RK, et al.. J. Circulation 2009;15;120(11):1011–20.

7. Azais-Braesco V et al.. Nutrition Journal 2017;16(1):6.

8. Hess J, Slavin J. Nutrients 2014;30;6(11):4750–9.

 9. Lu L et al. Eur Journal of Clinical Nutrition 2016;70:414–423.

10. Salas MM et al.  Journal of Dentistry   2015;43(8):865-75.