La infancia es el momento óptimo para sentar las bases de hábitos alimentarios saludables a lo largo de toda la vida. El informe de un grupo de expertos, Nurturing Children’s Healthy Eating, muestra el papel clave de las familias en la creación de unos buenos hábitos alimentarios en los niños.
Comer en familia es una experiencia social que beneficia a los niños. Es un momento ideal para observar, imitar, comentar, preguntar y aprender sobre los alimentos y la cultura y para que los niños establezcan así su identidad, un sentido de pertenencia y hábitos saludables.
«Comer juntos en familia se asocia a muchos resultados favorables para los niños, incluido el establecimiento de hábitos alimentarios saludables.»
Comer en familia para fomentar hábitos alimentarios saludables
Los expertos definen «comer juntos» o «comer en familia» como » una comida planificada del niño con uno de sus progenitores (o un familiar/cuidador) como mínimo». Las organizaciones científicas y de salud, como la OMS, recomiendan encarecidamente que las familias coman más veces juntas. La frecuencia y el contexto de las comidas familiares pueden mejorar el aporte de alimentos a los niños.
Los niños que comen con frecuencia en familia tienen más probabilidades de desarrollar hábitos alimentarios saludables, como desayunar y tomar alimentos con una mayor densidad de nutrientes, como frutas, verduras y productos lácteos. Por el contrario, los niños que comen poco en familia tienden a consumir más comida rápida, bebidas edulcoradas y grasas saturadas.
Las comidas familiares asiduas mejoran los hábitos alimentarios de los niños a través de diversos mecanismos:
- los alimentos que se consumen durante las comidas familiares son más saludables que los que se consumen individualmente o fuera del hogar
- comer juntos permite a los padres modelar el aporte de alimentos saludablesy los patrones de alimentación
- comer juntos proporciona a los niños un entorno donde aprenden de forma implícita la alimentación saludable a través de las conversaciones y del ámbito emocional de la comida.
Las comidas familiares moldean los hábitos alimentarios de los niños de una manera sostenible y ejercen un impacto positivo no solo en la dieta de los niños, sino también en la de los jóvenes adultos.
Y muchos resultados positivos más
Los beneficios de las comidas familiares no se limitan a la adopción de hábitos alimentarios saludables. Las comidas en familia abren un espacio para la relación entre el progenitor y su hijo; comer juntos se asocia a muchos resultados psicológicos positivos, como una mejor autoestima y un buen rendimiento académico, aparte de contribuir a proteger frente a los trastornos alimentarios, la violencia o la depresión.
Comer juntos es asimismo un modo de transmitir la importancia de las relaciones familiares y la cultura y de fortalecer el vínculo parentofilial.
El entorno importa
Sin embargo, el entorno y los efectos beneficiosos de las comidas familiares dependen de cómo se coma en familia. Por ejemplo, los estudios muestran que, si se mira una pantalla o una televisión durante la comida, los beneficios de las comidas familiares disminuyen y se aportan e ingieren menos alimentos saludables.
Por otro lado, ciertas medidas concretas influyen de manera positiva en la creación de hábitos alimentarios saludables, por ejemplo:
- invitar a los niños a preparar las comidas
- comer con un horario regular
- compartir padres e hijos la misma comida
Comer en familia supone un reto en esta vida tan acelerada
Si comer juntos ayuda a crear hábitos alimentarios saludables, conviene saber que el número de comidas familiares está disminuyendo desde la década de 1960 y que cuesta compaginar estas comidas con el ritmo actual de vida.
Las familias están muy ocupadas y conciliar trabajo y familia resulta complicado. Hay que cocinar y comer con rapidez: los progenitores que trabajan dedican menos tiempo a preparar la comida y es más fácil que sirvan una comida rápida a sus hijos, sobre todo si la familia cuenta con ingresos bajos y los padres están pluriempleados. El estrés relacionado con el trabajo y los horarios laborales también se asocia con menos comidas familiares y más cenas rápidas.
La cantidad de comidas familiares depende también en gran medida de la cultura y varía de un país a otro: en Europa, solo el 33 % de los británicos comparten más de cinco comidas a la semana con sus hijos, frente al 78 % de los españoles.
Comer juntos en la práctica
Consejos para aprovechar al máximo las comidas en familia:
- Adapte el número de comidas compartidas a su horario:establezca un objetivo realista en función de su horario. Si solo puede compartir tres comidas por semana con sus hijos, adelante, hágalo. ¡Cada comida cuenta!
- Apague la televisión y todas las pantallas:apague el televisor y no deje que los teléfonos y las tabletas interfieran en la comida. Así fomentará el debate y la comunicación.
- Converse sobre las comidas saludables y sabrosas:aproveche la oportunidad de la comida en familia para charlar sobre los alimentos saludables y cuénteles a sus hijos que disfruta compartiendo con ellos esos alimentos saludables. Si los niños ven a los padres comer brócoli y se da cuenta de que les gusta, tal vez desee probarlo.
¡Para que la familia entera adopte hábitos alimentarios saludables, elija y comparta alimentos ricos en nutrientes, como el yogur!
Los alimentos ricos en nutrientes contienen en esencia «más nutrientes valiosos» que «nutrientes restrictivos». El yogur, por ejemplo, contiene proteínas de alta calidad, incluidos los nueve aminoácidos esenciales en las proporciones necesarias para la síntesis de proteínas y las proteínas del yogur se digieren mejor que las proteínas de la leche entera, probablemente porque el proceso de fermentación inicia su descomposición en unidades más pequeñas.
El yogur es una fuente bien conocida de calcio, pero además aporta cantidades menores de otros muchos micronutrientes, entre ellos potasio, zinc, fósforo, magnesio, vitamina A, riboflavina, vitamina B5, vitamina B12 y, en algunos países, vitamina D.
Comer juntos es una experiencia social, un espacio para la comunicación entre hijos y padres. A través de las comidas familiares, los padres pueden influir de manera positiva en los hábitos saludables y en la salud física y psicológica de sus hijos.
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