Los productos lácteos contienen lípidos, un nutriente esencial para el funcionamiento adecuado de nuestro cuerpo. Sin ir más lejos, los lípidos son una fuente de energía para las tareas del sistema nervioso y contribuyen a su funcionamiento. Analicemos a continuación qué tipo de lípidos podemos encontrar en los productos lácteos y qué efectos tienen en nuestra salud.
Echemos un vistazo a los lípidos
En los alimentos hay tres tipos principales de lípidos (2):
- Triglicéridos
- Fosfolípidos
- Esteroides
Los triglicéridos y los fosfolípidos se componen de ácidos grasos, que a su vez pueden clasificarse en tres categorías: saturados, monoinsaturados y poliinsaturados (más información aquí).
Los lípidos de la leche
El 98 % de los lípidos de la leche son triglicéridos y el 2 % restante son fosfolípidos, colesterol y ácidos grasos libres. Los ácidos grasos de la leche son poliinsaturados en un 3 %, monoinsaturados en un 25 % y saturados en un 72 % (1).
La leche es también una fuente natural de ácidos grasos saturados de cadena media, que constituyen el 7-8 % del total de los ácidos grasos saturados de los productos lácteos. Los ácidos grasos de cadena media son una fuente de energía rápida y por eso es menos probable que se almacenen en el tejido adiposo; el resto de ácidos grasos saturados son, en su mayoría, ácidos grasos saturados de cadena larga.
Los lípidos del yogur
La cantidad de lípidos que contiene el yogur dependerá del tipo de leche (leche entera, leche desnatada…) que se use en su proceso de fabricación (8).
Un yogur natural tiene alrededor de un 2,3 % de grasa en total (1,5 % de grasas saturadas), mientras que un yogur de estilo griego puede tener hasta un 9 % de lípidos en total (6,2 % de grasas saturadas).
Efectos de los lípidos del yogur en nuestra salud
Más de la mitad de las grasas que contiene el yogur son grasas saturadas y, en su mayoría, se trata de ácidos grasos saturados de cadena larga, que suelen asociarse a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares (ECV).
En el caso de yogur, sin embargo, según diversos estudios, los ácidos grasos de cadena larga no repercuten en el riesgo de enfermedades cardiovasculares (3-7). En algunos estudios, de hecho, se observó un menor riesgo de enfermedades cardiovasculares y de diabetes entre quienes consumían grasas procedentes de productos lácteos fermentados; los investigadores resaltaron que esa reducción del riesgo solo estaba presente en caso de consumir lácteos fermentados. Aún no se sabe con exactitud por qué es así, pero podría deberse a la matriz de los alimentos lácteos fermentados (que no es igual a la del resto de los lácteos) y a la combinación de las grasas con otros nutrientes presentes en el yogur.
El consumo de lácteos fermentados también se ha asociado a una presión arterial más baja, efectos antiinflamatorios, niveles de colesterol más bajos y menor riesgo de diabetes de tipo 2, factores que contribuyen a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares (5).
Durante la fabricación del yogur, la fermentación de la leche a cargo de las bacterias del ácido láctico puede liberar péptidos bioactivos, que también es posible que repercutan positivamente en el riesgo de enfermedades cardiometabólicas (3).
Los lácteos en la alimentación
Se recomienda consumir entre dos y tres raciones de productos lácteos al día. Las grasas que contiene el yogur ayudan a absorber los nutrientes liposolubles presentes en el propio yogur y le dan un sabor menos ácido, lo que hace que resulte más agradable y reduce la necesidad de añadirle azúcar. Por eso a veces puede ser interesante elegir un yogur que tenga algo de grasa.
Fuentes:
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Månsson HL. Fatty acids in bovine milk fat. Food Nutr Res. 2008;52:
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Ahmed S, Shah P, Ahmed O. Biochemistry, Lipids. StatPearls. Treasure Island (FL): StatPearls Publishing; 2024.
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Fernandez MA, Panahi S, Daniel N, Tremblay A, Marette A. Yogurt and Cardiometabolic Diseases: A Critical Review of Potential Mechanisms. Adv Nutr. 2017;8: 812–829.
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Givens DI. Saturated fats, dairy foods and health: A curious paradox? Nutrition Bulletin. 2017;42: 274–282.
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Mozaffarian D. Dietary and Policy Priorities for Cardiovascular Disease, Diabetes, and Obesity: A Comprehensive Review. Circulation. 2016;133: 187–225.
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Hirahatake KM, Astrup A, O Hill J, Slavin JL, Allison DB, Maki K. Potential Cardiometabolic Health Benefits of Full-Fat Dairy: The Evidence Base. Advances in Nutrition. 2020;11: 533–547.
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Lordan R, Tsoupras A, Mitra B, Zabetakis I. Dairy Fats and Cardiovascular Disease: Do We Really Need to be Concerned? Foods. 2018;7: 29. doi:10.3390/foods7030029.
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2020. Table de composition nutritionnelle des aliments Ciqual